sábado, 25 de octubre de 2014

La ciudad de las brumas, capital del sombrero, del pionono y del pasillo: Aguadas.

Red Turística de Pueblos Patrimonio
Capítulo No. 5:  Aguadas
Un viaje en el tiempo
 
Martes 14 de Octubre salimos temprano a nuestro nuevo destino, Aguadas, ciudad de las brumas, capital del sombrero, del pionono y del pasillo.  
Su historia se remonta a los primeros años del siglo XIX en los que se incrementó notablemente el tránsito de los arrieros emprendedores que construyeron vías para comunicar esta zona con el resto del país. Esta tarea se vio completada con la aparición de fondas camineras en parajes apartados que cumplían la función de proveer de alojamiento y provisiones a los caminantes. Una de las fondas surgidas en el lugar denominado como “La Aguada” fue la que se instaló en este punto para ofrecer dormida, comida y pasto para las mulas y es precisamente allí donde llegó José Francisco Estrada quien concibió la idea de crear un poblado. Aguadas ha sido fuertemente azotada por los sismos de los años 1938, 1962 y 1979, sin embargo sus habitantes han logrado mantener su centro histórico, al punto de haber sido declarado Bien de Carácter Cultural Nacional.
Cruzamos sus vías con fuertes ascensos y descensos hasta llegar a la plaza principal, llamada: Parque de Bolívar, enmarcada por 4 imponentes Araucarias que pueden ser vistas desde cualquier punto de la población.
La fuente cuenta con una base de granito con espejo de agua, rodeada de ocho columnas en bronce y coronadas con faroles. Su pedestal central rodeado de tres niños y en la parte superior tres sirenas infantiles. La fuente fue traída desde Nueva York en 1.914.
Sobre un costado del parque encontramos el templo de la Inmaculada Concepción, construcción concluida en 1.883. En su interior se pueden admirar 3 naves separadas por 12 columnas con arcos exquisitamente decorados,  la cúpula mayor es octogonal con vitrales en sus caras y las pechinas con los 4 arcángeles.
 

Continuamos nuestro recorrido y fuimos a visitar el Cerro de Monserrate, una elevación montañosa a 2.270 msnm. desde el que se logra una hermosa vista del pueblo, su caprichosa  adaptación en las faldas de la cordillera y también otros municipios cercamos. Allí sus administradores, una joven pareja, Cesar Augusto y Sandra nos recibieron amablemente y empezamos una charla de algo más de 2 horas. Una conversación diferente a las regulares, un charla profunda sobre un tema delicado, Dios.
Esta fotografía para no olvidar jamás esos momentos. 
El agüita panela, la fresca brisa, la bruma que por ratos cubría de blanco el sitio hicieron que esas horas fueran mágicas. Fuimos invitados a pasar la noche en casa de ellos e hicimos un trato, la comida-merienda iba por nuestra cuenta.
Nos despedimos para seguir explorando Aguadas con las maniobras de Don Dino al volante para sortear las subidas y bajadas…
Precisamente al final de la calle de la foto anterior, en la esquina encontramos esta simpática pileta llamada: Los Chorros.
Nos dirigimos luego, por una vía adoquinada, al Alto de la Virgen, allí se encuentra el llamado Pueblito Viejo, una réplica pintoresca del pueblo en su época de fundación. Este sitio reproduce características arquitectónicas y culturales de aquellos tiempos. Cuenta con un parque empedrado, una capilla, un bar, la alcaldía, la escuela y la Fonda de Manuela, todo esto completado con un extenso mural que recrea diversas y coloridas fachadas, junto con personajes de la población.
Don Dino  al pie de la Casa Cural y cerquita de la escuela, misma que en la puerta tiene el siguiente letrero:
"Matricule aquí su chiquito"
Al pie de la cantina...y el letrero que dice:
"No se fía, pero si se emborracha deje aquí su esposa o novia hasta que pague la cuenta"
 Jairito en la Alcaldía.
 En la fonda la Manuela y el letrero que dice:
"Manuela la fonda ay comida dormida y pasto pa las mulas toque a cualquier hora"
 
 Posando junto al mural.
Esta figura es alusiva al “Bobo de los mandados” que según dicen, era ahijado del legendario personaje mítico conocido como “el putas de Aguadas” símbolo del empuje, la determinación y el arrojo de los aguadeños. 
Vista de Aguadas desde el Pueblito Viejo, al fondo el Cerro Monserrate.
En uno de los arboles vecinos al lugar encontramos este rústico letrero con este lindo mensaje.
El Pueblito Viejo se encuentra bajo la administración de Jhon Jairo Buitrago, quien al conocer de las particularidades de nuestro viaje, nos invitó a quedarnos allí para pasar la noche. Eran apenas las 5 de la tarde y ya teníamos dos gentiles anfitriones ofreciéndonos hospedaje, que hermosa la gente de Colombia. Mirando la agenda y con el afán de poder mantener actualizado este espacio virtual que nos permite, no solo compartir con ustedes los detalles de nuestra aventura, sino también poder grabarlo para que sea la fuente certera en donde consultar detalles cuando por culpa de más años la memoria nos traicione, decidimos quedarnos en el Pueblito Viejo, por la facilidad de contar con señal de internet.
Con la decisión tomada, salimos a llevar lo ofrecido a Cesar Augusto y Sandra, la comida-merienda. Sorpresa, cuando llegamos al Cerro Monserrate, la señora alcaldesa estaba visitándolos y supervisando el sitio. Fuimos presentados con ella e invitados a compartir nuestras impresiones sobre este particular y hermoso pueblo. La señora alcaldesa, Doña Luz Idalba Duque de Gómez, además de una cálida bienvenida nos encargó con sus colaboradores para que seamos bien atendidos y cuidados. Vaya gentileza de la señora alcaldesa y como a ella se lo dijimos, cuenta con un maravilloso equipo de colaboradores que van más allá de sus meras responsabilidades como administradores de sitios turísticos, llegan al plano en donde queda al desnudo la calidad de seres humanos afanosos de asegurar para otros, bienestar en lo material y espiritual. Grabamos el momento en ésta fotografía. De izquierda a derecha sentados, Dona Luz Idalba, Don Dino, parados: Cesar Augusto, La Bruja, Sandra y su hijo.
Regresamos al Pueblito Viejo para pasar la noche con otro compromiso, ser huéspedes de Cesar Augusto y Sandra la siguiente noche.
Miércoles 15 recién despertados en Pueblito Viejo.…
Antes de marcharnos hicimos algunas fotos adicionales.
Con Jhon Jairo, Marleny, su esposa y sus hijos, Sofía y José Miguel, nuestros anfitriones.
Jairito con Jorge Iván Gómez, otro de los colaboradores en el Pueblito Viejo y Jhon Jairo.
 Miren esta belleza, otro colaborador de este sitio.
 Un colaborador más, el que está a cargo del vivero, William Campo.
Foto general del Pueblito Viejo.
 El sentido ecologista y de reciclaje puesto en ejecución con buen gusto.
  Y esta receta especial que encontramos en el interior de la iglesia del Pueblito Viejo
De regreso por las calles de Aguadas encontramos el monumento al Cacique Pipintá, quien pertenecía a la tribu de los coycuyes, una de las más feroces y temidas por los conquistadores que venían en busca de los yacimientos auríferos que se encontraban en la zona. Por orden  del cacique Maitamac, debía proteger hasta con su propia vida, los tesoros de la región y resistir ante los invasores, comandados por Sebastián de Belalcázar y su mariscal Jorge Robledo, quien llamó a esta tribu ‘los armados’ por el oro que cubría sus cuerpos. Y así lo hizo. Se dice que este tesoro aún no ha sido encontrado y en torno a él se cierne una fascinante leyenda
En el parque de la Confraternidad Caldense encontramos el monumento en bronce a la tejedora de sombreros en homenaje a las legendarias artesanas de la Iraca. La palma de iraca es, en gran medida, responsable de la fama que tiene Aguadas. Con sus fibras se teje el famoso sombrero aguadeño, presente en todos los rincones del mundo.
En la noche nos dirigimos a la casa de Cesar Augusto y Sandra y al calor del fogón compartimos momentos inolvidables.
Antes de dejar Aguadas volvimos al Cerro Monserrate, para el abrazo de despedida con nuestros anfitriones, además logramos esta fotografía especial en un columpio que permite mecerse teniendo un abismo a los pies…
Nos marchamos de Aguadas con ese sentimiento que suele llegar a inundar el corazón, ese sentimiento que no puede ser trasmitido en simples palabras.
Muchas gracias señora alcaldesa por su preocupación y hospitalidad para con nosotros, muchas gracias Jhon Jairo y Marleny por ser tan especiales, brindarnos cobijo, cariño y mimarnos con tan deliciosas comidas, muchas gracias Cesar Augusto y Sandra por abrirnos las puertas de su casa y las del alma, nos marchamos con el corazón más grande, pero también más sensible para entender lo inexplicable, gracias por la espiritualidad trasmitida, ¡muchas gracias!
El mapa de la muy cortita ruta recorrida.
 Eso es todo por ahora, nos vamos a seguir Disfrutando Sudamérica.

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