viernes, 22 de agosto de 2014

Las Lajas, Ipiales y La Playita.



A pocos metros de la frontera Jairito me comentó que sentía “maripositas en el estómago”. Ciertamente los dos estábamos emocionados y después de completar los trámites de rigor, cruzábamos el letrero de bienvenida a Colombia.
Llegamos a Ipiales para dirigirnos de inmediato a visitar el Santuario de la Virgen de las Lajas.
Hace muchos años había estado allí, los vagos recuerdos que tenía revivieron apenas llegamos. Jairito por su lado, empezó con su excelente labor para captar la belleza del sitio.
Que belleza tan impresionante, el Santuario es uno de los mas sobresalientes del país por su dimensión, su hermoso diseño arquitectónico neogótico y su ubicación sobre un puente de dos arcos en medio de dos abismales montañas. 
 El altar mayor goza de una impresionante y bella sencillez
Los vitrales son dignos de la atención de todos quienes visitan el santuario.
Esta vista se consigue si se mira hacia la parte baja del Santuario. ¡Qué susto!
El puente del Santuario está adornado con varios ángeles y dos figuras llegaron a nuestras cabezas, Don Arnaldo y la mami Dora, por ellos estas fotos.
El retorno hasta la nave implicó una fuerte caminata cuesta arriba de algo así como 35 minutos y salimos en busca de un lugar para pasar la noche.
Tomamos la ruta de salida de Ipiales a Pasto y no habíamos rodado más de 2 kilómetros cuando decidimos pedir permiso para armar nuestra carpa en las afueras de un bonito restaurante del lugar, salió un señor quien no dudo en ofrecer acomodarnos en la parte interior del restaurante, mencionando que las noches estaban bastante frías, en seguida otro señor apareció y nos guió hasta un pequeño cuarto cómodo y con baño. Estos dos personajes eran nada menos que los dueños del restaurante,  el negro Beli y William, oriundos de Tumaco y Cali respectivamente.
Después de acomodarnos tuvimos una larga charla, William nos contó cómo nació este negocio y los sueños que tienen por alcanzar, ciertamente les deseamos un provenir exitoso y estamos seguros que lograrán cumplirlos.
Al día siguiente Jueves 21, William y Mabel nos despertaron con un desayuno espectacular, se habían preocupado de prepararlo de lo mejor.
Muchas gracias al negro Beli, a William y a Mabel por tan cálida hospitalidad, por los consejos impartidos y por esta linda amistad que nació, nos marchamos con la promesa de volver a visitarlos.
Antes de partir tomamos esta foto para el recuerdo, desde la izquierda: Mabel, La Bruja (yo), el negro Beli, William y mi querido Dinosaurio, Jairito.
La Playita es el lugar ideal para deleitarse con la gastronomía del mar, sin embargo la carne a la llanera es otra de sus especialidades.
Y de aquí rumbo a Tumaco por varios días.

Por ahora es todo, nos vamos a seguir Disfrutando Sudamérica!

6 comentarios:

  1. es maravilloso ese santuario!! vamos querida gente!!que queremos seguir viajando con Ustedes!
    graciela y familia!

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    1. Este santuario es espectacular, fuera de serie! Gracias Graciela querida, les llevamos en los mas profundo de nuestros corazones.

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  2. Espero que Jairo haya comulgado en la iglesia de las LAJAS. En cuanto a voz, querida prima, si hubieras puesto la hostia en tu boca, te habría pasado lo que a los vampiros cuando les hechan ajo, agua bendita, ven la luz del día, o les ponen una cruz en la frente: te hubieras quemado. Ja, ja, ja, ja!!!. Fer, Lila y Estefy

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  3. Hablando en serio, les felicito y sepan que estamos con ustedes en su viaje. Fer, Lila y Estefy.

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