Sábado 27 de Septiembre, 5:00 pm. nos acercábamos ya
a Manizales y Don Dino comentó: Manizales de las 3 F… Feo, Frío y Faldudo,
comentario que con seguridad quería poner un toque realista a las expectativas
de la Bruja, sin embargo los dos nos quedamos sorprendidos por la belleza y el
progreso ordenado que esta ciudad ha logrado.
Ubicada en el filo de una colina,
rodada de nevados, bosques, montañas y valles posee una riqueza agrícola e
hídrica incomparable. Además de ser una importante ciudad productora de café, su
prestigio se extiende por sus múltiples manifestaciones culturales presentes en
sus ferias y fiestas, con la Feria de Manizales y el Festival Internacional de
Teatro que hacen de ella un atractivo desino en la zona cafetera colombiana.
Cada avenida y calle que recorrimos en
busca de un lugar que nos acogiera esa noche nos fue llenando de grata
admiración.
Nuestro manual-guía nos sugirió
dirigirnos al Eco-Parque Los Yarumos, al llegar solicitamos hablar con el administrador,
Jorge, un joven profesional de aspecto
amigable a quien solicitamos nos permitiera pasar la noche, su respuesta la
resumimos en dos simples palabras: por supuesto! De inmediato nos hizo un
recorrido para familiarizarnos con las instalaciones y nos comentó que si
teníamos suerte lograríamos ver zorros plateados, una rara especie de zorros
que habitan en el parque. Se despidió dándonos una cálida bienvenida y nos dejó
en libertad de escoger el lugar para armar nuestra carpa.
El Eco-parque Los Yarumos está ubicado
a un costado de Manizales en pleno bosque húmedo tropical, con 53 hectáreas ofrece
distintos atractivos naturales como senderismo, cascadas, un museo, una concha
acústica para eventos culturales y un mirador.
El reloj mostraba 6:00 pm y
precisamente desde el mirador nos detuvimos a contemplar la caída del sol.
La carpa la armamos aprovechando las comodidades de la “Casa de Princesas” en el área infantil pues además de la comodidad que nos brindaba, era un buen lugar ideal para poder avistar los zorros plateados, si estos decidían pasar a visitarnos.
Nunca supimos si los zorros plateados
pasaron a visitarnos o no, pues dormimos como duermen los bebes cuando están
bien calientitos y con la barriguita llena.
Al día siguiente, domingo 28, nos dirigimos
a disfrutar de las instalaciones del lugar.
Impresionante
el Cristo elaborado con material metálico reciclado por el artista santandereano
Beimar Alexis Espitia y representa la unión de los tres
departamentos que integran el Eje Cafetero. La escultura es de nueve metros de largo y nueve metros de ancho con peso de 1.500 kilos.
En honor a la música y a la pujanza de
la gente trabajadora de Manizales, esta obra también está realizada con materiales
reciclados como picos, lampas o palas, tuercas, clavos, etc.
Hermosa vista diurna de Manizales.
Dejamos el parque para ir a recorrer
la ciudad y empezamos con la antigua estación de ferrocarril, construcción que
data de 1.926.
El Palacio de la Gobernación.
En el corazón de la Plaza de Bolívar
se encuentra la Basílica de Manizales, con 113 metros de altura y 2.300 metros
cuadrados de construcción. Cuenta con 4 torres laterales, puertas de bronce y auténticas
piezas de arte religioso en su interior.
La Plaza de Bolívar es también un
lugar abierto donde se pueden admirar varias obras de arte, entre ellas la escultura del Libertador, Bolívar Cóndor y los murales Vientos de
Libertad y Preludio de las Lanzas Llaneras.
Bolívar Cóndor
Desde el centro de la Plaza de Bolívar
mirando a dos de sus esquinas se pueden admirar construcciones de antaño coloniales en perfecto estado de
mantenimiento.
Una joya de la arquitectura
republicana, el Edificio Manuel Sanz.
Las calles cercanas a la Plaza de Bolívar adornadas con palmeras.
Las empinadas faltadas de Manizales.
La Universidad de Caldas, sede
Palogrande.
Decidimos tomar el teleférico para un
corto paseo aéreo.
En una de las estaciones del
teleférico encontramos un vistoso Jeep Willys y conocimos el sueño atrás de
este proyecto. Alejandro Rincón, artesano de profesión hasta los 41 años, hoy
empresario con visión clara de adónde quiere llegar con su proyecto, el Yipao
Cafetero, nos contó que su vida trascurría entre los materiales naturales como
guadua, totuma, coco, semillas, etc con los cuales elaboraba artesanías y las
calles de Manizales en las que vendía las mismas. Cuando la construcción del
teleférico terminó tuvo la brillante idea de solicitar una cita con el
administrador del teleférico para pedirle que le alquilen un espacio en el que él
podría comercializar sus artesanías. Nos contó, con algo de rubor en sus
mejillas, que para asistir a esa entrevista, se “arreglo” de la mejor manera,
pues la charla sería con una autoridad… En la entrevista le solicitaron que ponga un oficio formal acompañado de un
proyecto que incluya diseño de vitrinas, medidas reales, etc., así lo hizo, lo
entregó y le tomó muchas visitas de
seguimiento, pues su solicitud parecía dormir a la sombra del olvido.
Un buen día, le dieron la noticia que
la solicitud había sido aprobada. Empezó a pedir dinero y de 50.000 pesos (US$
25.00) juntó 1’000.000 de pesos con los que ordenó la fabricación de las vitrinas y con
los últimos 50.000 compró algo de “mecato”, golosinas para mezclarlas con las artesanías
y así llenar las vitrinas. Para iniciarse como artesano, cortó su pelo largo,
cambio su vestimenta y le dio rienda suelta a esas ganas de tener un negocio
formal y próspero. Al poco tiempo decidió vender el negocio de las artesanías y
golosinas (que aún permanece en la entrada principal del teleférico) para dar marcha
al sueño que hoy ya está plasmado en una hermosa realidad: El Jipao Cafetero. Adquirió
una carrocería de un viejo Willys y lo acondicionó hasta lo que hoy tiene, este
hermoso clásico en el que comercializa una variedad extensa de productos que se
logran con el café, como deliciosos expresos, capuchinos, granos de café
bañados con chocolate, batidos, raspados, caramelos, etc., todo con el maravilloso sabor
a café.
Felicitaciones amigo Alejandro, te
deseamos toda la suerte del mundo, queremos ver tu sueño expandido por todos los
aeropuertos de Colombia, en las terminales terrestres, en las plazas centrales
y por qué no, en el resto del mundo y muchas gracias por llegar corriendo
y por la ventana de la canastilla del teleférico en la que nos marchábamos y
alcanzar a regalarnos la guía turística de Caldas, muchas gracias.
Nos llevamos de Manizales gratos
recuerdos, no solo por la belleza de la ciudad en sí, sino también por gente
como Alejandro, sencilla, luchadora y gentil.
De aquí para el Sur-oeste, con destino
a Pereira.
Eso es todo por ahora, nos vamos a
seguir Disfrutando Sudamérica. :) :)
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