Jueves 30 de Octubre, hacia el mediodía llegamos a
San Antero, ubicado a 70 Kilómetros de Montería, en las orillas del mar Caribe y en la desembocadura
del río Sinú, además en el Golfo de Morrosquillo y en la Bahía de Cispatá. Cuenta con una
temperatura promedio de 33°C. y
una altura de 45 msnm. Basa sus ingresos en la
agricultura, ganadería, pesca y turismo. Su flora y fauna son especialmente
diversas por contar con la particularidad de ser uno de los pocos lugares en Latinoamérica
en los que crecen 5 tipos de manglares.
San Antero nos recibió
con una muy linda sorpresa, en la plazoleta contigua a la Iglesia se
desarrollaba un concurso de Bandas Marciales Rítmicas. El concurso era parte de
un grupo de actividades con las que una de las instituciones educativas del
pueblo, celebraba la semana cultural. Los protagonistas eran los estudiantes de
varios centros educativos de la zona, pues vinieron a participar planteles de
los municipios vecinos.
No podíamos dejar pasar
esta oportunidad para mezclarnos con los locales y disfrutar del evento tanto o más que
ellos mismos.
La elegancia se hizo
presente en las diferentes bandas que lucían el uniforme de gala y presentaban
diferentes ritmos del folklor nacional e internacional, esforzándose por lograr
el primer puesto.
Las bandas marciales rítmicas son aquellas que fusionan la banda marcial con elementos propios de las bandas rítmicas, introduciendo instrumentos folclóricos como tambora alegre, güiro, timbales y además ejecutan una coreografía diferente para cada ritmo.
La creatividad es bienvenida en este tipo de concurso, así, los integrantes de las bandas están en la libertad de escoger los atuendos que consideren necesarios para en combinación con los ritmos elegidos, puedan impactar al jurado y al público.
La Bruja quiso que le enseñen a tocar los platillos…
Nos dirigimos luego unos cuantos kilómetros hacia la bahía misma de Cispatá. Allí encontramos Playa Blanca, un santuario natural en el que se respira total tranquilidad y serenidad, uno de los mágicos lugares que aun parece conservarse a salvo del turismo masivo. Y llegamos al mar Caribe.
En un breve recorrido por el camino que bordea la orilla del mar encontramos dos lugares especiales, el primero la Casa de la Bruja del Mar.
El segundo y colindando con el anterior una pequeña casa en la que en sus exteriores contaba con una pérgola de dos pisos. Ese era el lugar en el que queríamos para pasar unos días. ..
.Averiguamos y dimos con el
encargado, un hombre de unos 45 años, a quien le solicitamos nos permita
quedarnos allí un par de días. No dudó ni solo momento, más bien nos dijo, acomódense
como gusten y por cualquier necesidad, búsquenme para ayudarles…Juan Carlos, el
nombre de este amable San Anterano, nos comentó que el dueño venia rara vez y que él
estaba a cargo del mantenimiento y renta de la casa. Nos dijo con tono
amigable, “quédense los días que quieran, ya me di cuenta que ustedes son
personas serias” y se marchó.
¿Qué más podíamos pedir? La casa
estaba de frente al mar, a escasos 8
metros de la orilla, con una espléndida vista a la bahía y tenía una pérgola de
dos pisos con energía eléctrica para alimentar a nuestros equipos. Ciertamente
no podíamos pedir más!
Con emoción armamos carpa en la
planta baja de la pérgola, sacamos algo más de nuestro equipo y nos instalamos
a disfrutar.
Un par de rones nos acompañaron
mientras el Chef hizo de las suyas…
Y luego…
Al mar…tomamos un delicioso baño
cerca de las 10 pm… EL agua caliente, el cielo estrellado… La Bruja salió del
agua para tomar esta foto para el recuerdo.
A la mañana siguiente, Don Dino se encargó de tener los jardines relucientes.
Y la verdad sea dicha, decidimos relajarnos por completo. Nos la pasamos contemplando el mar, arrullados con el sonido de las pequeñas olas.
Ya entrando la noche, una fuerte lluvia se hizo presente, razón por la cual, decidimos subir la carpa al segundo piso de la pérgola para evitar que se moje, pues el viento lograba hacer que la lluvia baile a diferentes ritmos y ella parecía perseguir la carpa.
La Bruja no estaba muy bien, parecía que el resfriado había vuelto y con más fuerza, pues se sentía bastante afiebrada, por lo que recurrió al botiquín viajero y se auto-medicó. Amaneció rozagante… Don Dino en tono de broma mencionó: Hierba mala nunca muere…jajajajaja Sin embargo la mañana entera se la pasó en reposo y jugando con la cámara fotográfica.
Y para el medio día, ya estaba nadando en las tibias aguas del mar.
La tarde mostró una espectacular
caída del sol, evento que tiñe de hermosas tonalidades el cielo.
Mientras ella disfrutaba de este
evento natural tan bonito, Jairito dormitaba como bebé… Fíjense no más que lo
rodea, su gaseosa favorita, Fanta y el vehículo de su Bruja, la escoba…
jajajaja
Domingo 2 de Noviembre fuimos en
busca de Juan Carlos, queríamos consultarle si podíamos quedarnos hasta el
martes o miércoles y una vez consultado, él asintió gustoso, razón por la cual,
regresamos a nuestra pérgola y montamos equipo completo.
Logramos captar a un hombre luciendo la típica vestimenta
local.
También a dos mujeres, una vendía
cocadas y la otra envueltos de maíz.
En la tarde Jairito dedicó tiempo
para elaborar nuevos resortes del forro del remolque, aquí en plena acción.
Lunes 3 de Noviembre, listos para
desayunar, un sabroso revuelto de choclo, tostadas, queso, agua panela y café.
Nos acompañaba Elvis Presley con una de sus mejores canciones: Is Now or Never…
Qué belleza la letra de esa canción y qué oportuna.
El día nos pasamos entrando y
saliendo del mar y en la noche salimos a caminar por la orilla, en algunas
partes la marea golpeaba fuertemente contra el borde del camino y en otras el agua
llegaba mansamente.
Martes 4 de Noviembre, jugando
con la cámara fotográfica captamos a una familia de pescadores.
Y Jairito decidió aportar con algunos arreglos a la casa, cambió las bisagras del portón de entrada y un tomacorriente que estaba en pésimas condiciones.
En el atardecer de este martes extrañamos el color rojizo intenso con el que generalmente se pinta el cielo...
Era nuestra última noche en Playa Blanca así que decidimos hacer esta foto especial, la Bruja en acción. jajajaja
Miércoles 5 de Noviembre, fotografiamos
nuestra alcoba, para recordar en lugar exacto de esos hermosos días y noches en
Playa Blanca.
Para las 11 de la mañana
estábamos listos para dejar este maravilloso lugar y continuar con nuestro
andar, sin embargo desde la noche anterior nos molestaba sobre manera un
pensamiento, dejar a “George”.
George, nombre con el que
bautizamos a un perro que apareció por primera vez en "nuestra casa", el día Sábado,
fue ahuyentado un par de veces por Jairito y otro par de veces por la Bruja,
sin embargo, este animalito, no mostraba el más mínimo temor, más bien se marchaba con paso
lento con una desgana asombrosa. El domingo volvió
a aparecer, esta vez nos fijamos más en su aspecto, lucia tan delgado que las
costillas se dibujaban claramente bajo su piel, su cara tenia múltiples marcas... Decidimos dejar de ahuyentarlo
y lo alimentamos. Desde su primera comida se volvió más efusivo, movía la cola
todo el tiempo y buscaba las maneras para hacer que uno le acaricie… Pobre
animalito, estaba tan necesitado no solo de comida sino también de afecto. En
los días subsiguientes fue ganando confianza y se sentaba muy cerquita de
nosotros. Cuando íbamos al mar, nos acompañaba, se quedaba en la orilla
viéndonos gozar del agua y una tarde que salimos en La Nave, se quedó
mirándonos y cuando llegamos dormía plácidamente cerca de nuestro equipo, las
sillas, la hamaca, la estufa. Su ánimo y autoestima mejoraron, a tal punto que la última noche, subió al segundo
piso y durmió cerca de nuestra carpa. Fue precisamente desde esa noche que la
preocupación se apodero de nosotros. Hablamos una y otra vez tratando de hallar
una solución para este animal abandonado y finalmente nos quedábamos con el
mismo amargo sabor, no podíamos hacer nada… no había una fundación que se encargue
de animales callejeros, tampoco podíamos llevarlo con nosotros… Esa mañana que
nos marchábamos, decidimos alimentarlo por última vez.
Comió un par de panes y los
sobraditos de la noche anterior, movió su cola, nos miró, y el momento que
abríamos el portón para sacar La Nave y marcharnos, George empezó su marcha
primero, él nos abandonaba… Su andar era más ligero y seguro que el que tenía días
atrás, caminaba más erguido, y estaba algo más fuerte. Nos preguntamos una y otra vez de cómo él supo que nos marchábamos para siempre, como supo que era mejor que él se marchara primero.
La Bruja quiso contener las lágrimas, y Jairito hizo la siguiente reflexión: Es mejor de esta manera. buena suerte George!
A veces es mejor no sostener el llanto y como dice una canción de Joan Manuel Serrat: Y si te toca llorar, es mejor frente al mar...
A la salida de San Antero
encontramos oportunidad especial de fotografiar una de las escenas que por años
distinguió a este pueblo y que hoy ha mermado considerablemente por la
presencia de las motocicletas: El campesino con su burro.
San Antero es reconocido a nivel
nacional por su famoso Festival del Burro. El origen del festival es religioso: a principios del
siglo XX se decidió ajusticiar, durante el Sábado Santo, a una representación
de Judas que se paseaba en el pueblo montado sobre un burro. El escarnio
concluía en una hoguera, donde era quemado por la infinita vergüenza de haber
traicionado a Cristo. A esta representación se suman desfiles
de burros disfrazados, concursos de danzas y comparsas, presentaciones
folclóricas de decimeros, gritos de monte, cantos de vaquería, bandas de viento
y conjunto de pitos y tambores. Concurso de las mejores burras y sus pollinos,
coronación del rey y la reina burros. Se presentan igualmente imitadores de los
sonidos del burro y otros animales. El burro, aparte de ser un emblema del Caribe colombiano, que le
sirve al campesino sin chistar, aunque de vez en cuando rebuzne, el burro marca
el humor y la cultura del pueblo.
He aquí una de las tantas vallas
que promocionan este singular festival.
De aquí para Sincelejo y Mompox..
Eso es todo por ahora, nos vamos a
seguir Disfrutando Sudamérica!
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