El viaje por ferry sobre el Magdalena, Mompox y Mamá Ivonne.

Red Turística de Pueblos Patrimonio

Capítulo No. 10: Santa Cruz de Mompox.

Un viaje en el tiempo.

 

Viernes 7 de Noviembre, dejábamos Sincelejo, capital del departamento de Sucre para recorrer los kilómetros necesarios hasta el río Magdalena, pues al otro lado nos esperaba Mompox. Así en nuestro recorrido encontramos primero Corozal, la segunda ciudad de importancia en el departamento. Debe su nombre a la presencia de abundantes palmas de corozo, fruto con el que se preparan jugos, dulces, chicha y vino dulce.

Su plaza principal.

 Una pancarta con un profundo mensaje captó nuestra atención.
 La arquitectura de Corozal esta influenciada por diferentes tendencias.

Seguimos camino y encontramos este “sombrero vueltiao” que aunque en no muy buenas condiciones, por efecto del tiempo, nos permite ilustrar al típico sombrero de la zona.

Al cabo de un par de horas, y un nuevo departamento nos daba la bienvenida, pues rodábamos en el departamento de Bolívar  y llegábamos a Magangué.

Magangué, "la ciudad de los ríos", pues en ella convergen los ríos Cauca, Río San Jorge y el río Magdalena. El clima, en general es muy caluroso debido principalmente a la alta humedad. Al norte varía entre 28°C y 38°C, mientras que al sur se superan los 42°C.

Mientras tratábamos de localizar la plaza central pasamos por un par de barrios periféricos y en una de sus calles esta singular expresión de su idiosincrasia. Este grupo de jóvenes preparando una coreografía para celebrar en una de las tantas festividades populares.

Magangué es conocida a nivel nacional por su industria pesquera y es visitada en gran parte por su gastronomía, aunque también se destacan las actividades culturales tales como las "Fiestas de la Virgen de la Candelaria" y la "Semana de la Magangueleñidad",

La Catedral de Nuestra Señora de las Candelarias.

 

La Bruja entró a visitar la iglesia mientras Don Dino se encargaba de parquear La Nave. Sentada contemplando los detalles del interior de la iglesia y por supuesto haciendo una oración de agradecimiento por todas y tantas bendiciones recibidas, notó que alguien que se encontraba a la altura del púlpito la llamaba… Recatada como es, se hizo la desentendida. El hombre insistió, ella lo ignoró, entonces el desconocido tuvo que acercarse y decirle: “usted es extranjera, le invito a que vea como están restaurando el cuadro del altar” La Bruja prendió su cámara y llegó hasta un costado del púlpito en donde encontró al artista restaurador, Félix que daba los pincelazos necesarios para recuperar la belleza del cuadro.

 

Razón que el altar mayor estaba incompleto, pues su pieza principal estaba siendo restaurada.

 La catedral  está adornada con varias imágenes de ángeles.

A la salida nos encontramos con una escena graciosa… Un hombre dormía plácidamente en la última banca de la iglesia, allí recibía, el fresco que entra por la puerta principal, la sombra del majestuoso cielo raso y vigilado seguramente por uno de los ángeles que se encuentran en la parte posterior de la iglesia… 

La iglesia tiene una pequeña plazoleta al frente y luego una calle que la separa del río Magdalena, río en el que se desarrolla una fuerte actividad comercial

 

 

Un sinnúmero de camiones se apostan en las calles contiguas a la iglesia para esperar descargar sus mercancías, mismas que son llevadas a las lanchas para ponerlas al otro lado del río.

En las calles de Magangué se puede encontrar todo tipo de ofertas, comercialmente hablando, inclusive ofertas de la maravillosa e indefensa fauna de la región.

Un  puesto de trabajo nos hizo parar en seco para lograr esta foto…

En una de sus calles encontramos el monumento en honor al Cacique Maganguey, gran líder que le dio el nombre a la ciudad de Magangué y a través de él homenajear a los habitantes nativos de este zona de las etnias Zenúes, Chimilas y Malibúes. Este monumento recibió años atrás fuertes críticas de los Magangueleños, quienes sugirieron homenajear a uno de los conquistadores españoles. Después de 5 años de controversia se decidió ubicar nuevamente el monumento del Cacique y nació el compromiso por parte de las autoridades, por despertar el sentido de orgullo sobre los ancestros de ésta región.

Mientras Jairito hacia un par de compras, La Bruja se deleitaba con unos tragos... de tintico por supuesto.

Ciertamente recorrer Magangué resulta complicado, el pesado tráfico está compuesto de autos, camiones, carrozas, motos, bicicletas y para acabar de complicar la situación, los peatones se creen los dueños de las aceras y de las calles mismas.

Nos dirigimos a Yati, el lugar en el que se toma el ferry que cruza el río Magdalena y en el trayecto ésta colorida iglesia contrastaba con el verdor de la vegetación de la zona

Llegamos a la estación del ferry y nos comunicaron que debíamos esperar cerca de hora y media… El calor era casi insoportable, por lo que buscamos sombra en un restaurante cercano y Jairito aprovechó para hacer las siguientes fotografías.

Llegó el momento y Jairito condujo a La Nave para ubicarla en el ferry.

Nos sentamos para disfrutar del viaje en ferry, cuando nos dimos cuenta que uno de sus

lentes, pues él tiene 2 (Los binoculares, para distancia y los microscopios, para cerca) se le habían quedado en el restaurante donde habíamos  hecho la espera.

En carrera desesperada salió en busca de ellos, pues el ferry se aprestaba a salir, la Bruja malvada le tomó esta foto… Fíjense bien, allá va Don Dino, el de vestimenta amarilla, corriendo en busca de sus “binoculares” jajajaja.

Regresó casi sin aliento pero con sus lentes en la mano, que felicidad y de inmediato  el ferry inició recorrido. La navegación duró 50 minutos. La tarifa pagada por el servicio fue de 50.000 pesos (US$25), maá las forzadas propinas..

El río Magdalena es tan ancho que en ciertas partes es difícil encontrar la orilla opuesta. Quizá las siguientes fotos puedan transmitir la majestuosidad de esta arteria fluvial de gran importancia.

Llegamos a Santa Cruz de Mompox y ciertamente el viajero que quiera conocerla debe saber de qué manera hacerlo y así comprender mejor su historia. La existencia de esta población solo es entendible a partir de su relación con este río y su papel protagónico como principal ruta de penetración al territorio que sería conocido, durante el periodo colonial, como el Nuevo Reino de Granada. La necesidad de asegurar esta vía de comunicación se fue incrementando desde la segunda mitad del siglo XVI, hasta cuando Santafé se consolidó como la principal ciudad del Nuevo Reino; esta situación puso en evidencia, desde un primer momento, la necesidad de establecer puertos fluviales que aseguraran el aprovisionamiento y sirvieran de escala en cada jornada del viaje a través del río Magdalena. Y es aquí donde, hacia 1540 aparece en el mapa Santa Cruz de Mompox. Esta población está ubicada en una isla que con sus 2.930 km² es la más grande de Colombia, a la que se accede desde un brazo de río, cuyo caudal varía dependiendo de la época del año.

Monpox fue considerado puerto de gran importancia y para el siglo XVIII la ciudad fue considerada una de las más prosperas del Virreinato de la Nueva Granada, sin embargo el panorama cambió dramáticamente en la segunda mitad del siglo XIX cuando el brazo del río que pasaba frente a esta población dejó de ser navegable. Tomó un tiempo hasta que otro brazo de río que bordea la isla en el costado opuesto se convierta en el remplazo de la ruta anterior. Quizá éste estancamiento económico sea la razón por la que se produjo una conservación forzosa de gran parte de su trazado urbano y su arquitectura de período colonial. Fue así declarada Monumento Nacional en 1959 y la Unesco la inscribió en la Lista del Patrimonio Mundial en 1.995.

Eran las 3 de la tarde y el calor extenuante, parecía que estábamos dentro de un horno gigante y bien sellado, pues no había ni un poquito de brisa.

Empezamos el recorrido y nos dirigimos a la Plaza de San Carlos o Plaza de La Libertad, que sirve de antesala al Palacio Municipal. La alcaldía ocupa el claustro que sirvió de sede a la Compañía de Jesús hasta su expulsión en 1.767. Visitamos la alcaldía, quisimos consultar si ellos podían acomodarnos en algún recinto seguro. Mientras esperábamos respuesta aprovechamos para hacer la foto del patio interior.

Aunque la respuesta no fue realmente lo que esperábamos, agradecimos la gestión…Nos sugirieron ubicarnos, con resguardo policial, a orillas del río, pero las fuertes lluvias que ahora azotan toda Colombia, nos hizo declinar la oferta.

Decidimos seguir recorriendo el pueblo mientras hallábamos el lugar ideal para la noche.

Así, llegamos a visitar la Plaza de Santa Bárbara y la iglesia que lleva el mismo nombre. Quedamos extasiados por su forma, color, su decoración exterior y por su conjunto en general.

La leyenda de Santa Bárbara se remonta al siglo III y a la población de Nicomedia, actual Izmit, Turquía. El padre de Bárbara, al parecer temeroso de que su hija tenía frecuentes contactos con jóvenes cristianos, construyó una torre en la casa, donde decidió encerrarla. En ese momento ella confesó que ya había sido bautizada y de inmediato su padre furioso con la noticia, la llevó ante el gobernador, un perseguidor de los cristianos quien optó por castigarla de manera ejemplar. Le propinaron varias y serias quemaduras y además fue golpeada salvajemente. Sin embargo, frente a este brutal tratamiento, no abandonó su fe. Por último fue decapitada por su padre, después de haberle mutilado los senos y cuenta la leyenda que en ese mismo instante un rayo fulminó al padre.

Aquí en Mompox se construyó una iglesia en su honor, con la torre octogonal en cuyo primer cuerpo unas columnas rematadas con cabezas de león aun la protegen, una palma y una corona de rosas simbolizan el martirio y la virginidad.

La belleza de este templo nos hizo volver en la noche y logramos esta otra fotografía.

En la arquitectura de la ciudad se hace evidente la participación de los artesanos que expresaron su gran habilidad y que dejaron su huella en todos los elementos en forma decorativa o funcional. Puertas y ventanas de madera, rejas y filigrana, sus casas mayormente de una sola planta y sus 7 iglesias, hacen de Mompox  una ciudad suspendida en el tiempo.

 



 

                 

 

Decidimos salir por las afueras en nuestra búsqueda… Legamos a una hacienda en la que el administrador, un paisa, nos ofreció un lugar, sin embargo no era cubierto por lo que decidimos no tomar la oferta, más bien aprovechamos para fotografiar a los coloridos papagayos.

Finalmente encontramos el lugar ideal, una casa con un amplio chozón, allí era donde queríamos pasar la noche. La Bruja se bajó de La Nave y abordó a una señora que parecía ser la dueña de la casa. Efectivamente era la dueña, quien después de escuchar la petición dijo: Por supuesto son bienvenidos, vaya… que bueno, tengo visita…

Nos explicó que teníamos que volver a las 9:30 pm. pues estaba ya comprometida para asistir a la iglesia y se desocuparía a esa hora.

Qué felicidad nos dio, pues iban siendo las 5 de la tarde y un leve nerviosismo nos empezó a acosar.

Ya con la seguridad de tener hospedaje esa noche, volvimos al centro de Mompox.

Retornamos a la Plaza de La Libertad y estos simpáticos chiquitos nos pidieron que les tomemos una foto y cuando vieron la fotografía, una de ellas exclamó: ¿Ven? Yo si dije que los gringos sacan buenas fotos… jajajaja

La foto en la torre que contiene la placa y monumento en homenaje de Bolívar no podía faltar.

En esa misma plaza decidimos probar unas deliciosas arepas rellenas acompañadas de jugo natural de naranja, pues el vendedor no se abastecía para atender la demanda, por lo que asumimos que serían buenas y efectivamente resultaron ser exquisitas. 

La foto del antiguo claustro y hoy el Palacio Municipal, que lastimosamente es una de las construcciones menos cuidadas…

Luego, hasta la iglesia de Santo Domingo, erigida por los frailes dominicos en 1.545, misma que 300 años después se desplomó y tuvo que ser reconstruida en 1.855.

Después hasta la Plaza Fundacional de la Concepción, en la que encontramos la Iglesia de la Concepción. Su construcción inicial data de finales del siglo XVI. Para 1.830 un fuerte temblor causó graves daños por lo que se decretó su demolición para ser reconstruida en 1.934.

En esta misma plaza y al frente de la Iglesia de la Concepción se encuentra el antiguo mercado. Como sucedió en otras poblaciones ribereñas como Honda y Lorica, estas construcciones se levantaron frente al río para terminar convirtiéndose en la puerta de entrada y salida de viajeros y mercancías. Este fue el papel que cumplió el antiguo mercado, desde la primera década del siglo XX hasta 1996, que por condicionamiento de la Unesco, el mercado como tal fue traslado a otro sitio, para conservar la arquitectura original.

Luego hasta Los Portales de la Marquesa, ubicados sobre la albarrada, que se trata de un conjunto de casonas que con su sola presencia están en la capacidad de contarnos acerca de las familias de rancio abolengo que las habitaron y de su papel en la historia de Mompox. La marquesa de Torre Hoyos y el Marqués de Santa Coa, vinculado con el comercio, las construyeron y las dotaron de características formales que establecieron una gran diferencia con el resto de las viviendas de la época.

  
La temperatura seguía muy alta, en busca de algo de frescor nos hicimos a orillas del río Magdalena, bajo una hermosa luna que posó para nosotros.

Cuando dieron las 9:25 pm nos dirigimos a la casa de nuestra anfitriona, estábamos agotados y necesitábamos descansar, sin embargo a nuestra llegada iniciamos una amena charla con Mamá Ivonne. Su historia nos estremeció, su fortaleza nos admiró. No hace falta compartir los pasajes de su vida, suficiente con mencionar que vivió épocas muy duras, épocas en las que Mompox se convirtió en un verdadero infierno para ella. Desde el 20 de Septiembre se encuentra otra vez en Mompox, pues su actual residencia es Valledupar en donde vive con sus 3 hijas, está de regreso en este pueblo para vender la casa que hoy era nuestra estancia. Espera ansiosa lograr la negociación y con ello poner punto final a los varios años y tristes capítulos que para ella significaron vivir allí.

Charlamos por un par de horas. Charlamos como suelen hacerlo los verdaderos amigos…y al despedirnos Mamá Ivonne insistió una y otra vez que nos quedemos adentro de su casa a lo que le explicamos que ciertamente amamos nuestra carpa y que preferíamos quedarnos en ella, aunque no muy convencida se despidió y nos marchamos a descansar. Un reparador sueño nos devolvió todas las energías que en el día anterior se habían consumido.

Sábado 8 de Noviembre, hicimos la foto para grabar nuestro nuevo amanecer en Santa Cruz de Mompox. Jairito estrenando un “quinqué”, lámpara de cabeza, que la adquirimos el día anterior en Manangué y que con seguridad será de gran ayuda especialmente las noches de los asados… 

Mamá Ivonne nos dio los buenos días con sabroso tintico y luego de un buen baño nos preparó un delicioso desayuno. Les presentamos a nuestra anfitriona.

Llegó la hora de la despedida y fue uno de esos momentos cuando el corazón parece debilitarse…Jairito le pidió que nos cumpla una sola promesa: llevar el ánimo en alto y no acepar a la tristeza como compañera mientras espera la venta de su casa. Nosotros por nuestra parte estaremos enviándole engría positiva para que esta negociación se dé a la brevedad posible y vuelva a gozar del cariño de sus hijas y nosotros tener la felicidad de volver a abrazarla en Valledupar.

Muchas gracias Mamá Ivonne, muchas gracias por su hospitalidad y amistad. Hasta pronto.

Dejamos las rutas recorridas: 1. Playa Blanca a Sincelejo. 2. Sincelejo a Yatí. 3. Yatí a Bodega, por el rio Magdalena. 4. Bodega a Mompox.

De aquí para Plato otro pueblito a orillas del Magdalena.

Eso es todo por ahora, nos vamos a seguir Disfrutando Sudamérica!